"La Ternura nunca cesa, nunca hastía".
Es el manto sútil que todo lo embellece. Es en el amor, su mayor fuerza... El amor es una cosa; la amabilidad, la amistad, el cariño, todo, pero la ternura, es siempre más. Es la que embellece los sentimientos, y modera el carácter y quita asperezas a los estados agrios del alma, es lo que aplaca el enojo y pone en paz en los enconos y suavidades en las palabras.
La madre tierna vale por dos madres. La esposa tierna, el esposo tierno vale por diez esposos. ¿Qué importa que la adusta adore a sus hijos si resta valor a su amor con la palabra cortante, con el grito intempestivo, y la torpe y cruel manera de tratar a un niño?... El amor, por grande que sea, pierde su importancia y magnitud si falta la ternura. La ternura es aquello envolvente que subyuga y acaricia.
Sobre un alma lacerada de dolor, la ternura hace el milagro de la curación eficaz. La ternura confia y enamora, encanta y atrae.
El mal no cabe en las personas tiernas. Es preferible la ternura, al amor. La ternura, al talento. La ternura, a la dádiva, a la fortuna, como que es el camino derecho de la dicha.
Mujer, que no posea ternura debe adquirla ¿Cómo? Por el sendero de dulzura y de la bondad...
La palabra suave que se desliza sin herir viene directamente del corazón manso y tierno. Ella sabe el milagro de las palabras sublimes que al caer en el oído reconfortan y arrullan el corazón.