Reflexión del 2004
San Francisco, CA - este año se termina en un día mas. No faltan dos o tres meses, solamente unas 29 horas y luego entramos al 2005.
Este año está marcado en mi alma como un año de difíciles decisiones, de cambios de vida drásticos, de traumas personales y familiares. La vida fué dura, fría e irracional conmigo. No me dió descanso. Hubieron muchas cosas malas, dolorosas que me han dejado cicatrizada el alma para siempre. Pero así es la vida, vengo haciendo limonada de muchos sabores desde hace no se cuanto.
Pero a pesar de que son muchas las cosas malas, muchos los errores, muchos malos cálculos; hay varias cosas buenas que traen mas alegría y fortaleza a mi vida pa' seguir echándole ganas: Mis hijos lindos están creciendo y con ellos el amor que les tengo. Mi Mari de mis amores y su familia, linda y especial, Dios abrió puertas donde no podrían haber, El apoyo de mi familia que siempre tiene un valor inmesurable.
Le doy gracias a Dios por un año mas que pasa, por un año mas de luchas y que me ha sacado adelante, y toda la honra y gloria sea para El.
Un viaje submarino, a mi mente donde pienso, analizo, deliro y razono la vida Cristiana y todo lo que está relacionado a la misma.
Thursday, December 30, 2004
A Fuego Lento
A pesar de la algarabía externa, poblada de luces y adornos, muchas personas experimentan una tristeza interna bastante aguda y difícil de manejar durante estos últimos días del año. Hay muchos que ahora mismo estarán sonriendo por fuera, mientras lloran por dentro; hay quienes estarán riendo por no llorar, y habrá quienes estén canalizando su melancolía abiertamente a través de las lágrimas. Sin duda se trata de una época emotiva, que nos hace más susceptibles, más sentimentales, más vulnerables.
A veces esta tenue tristeza se debe a la falsa alegría a la que nos empujan la temporada. Una y otra vez se nos repite que debemos estar felices y punto. Miles de comerciales radiales, televisivos, panorámicos, lo repiten como mandato último y definitivo. Debes estar contento. Es la época más linda del año. Momentos para estar en familia. Justamente, existen millones de personas para quienes estos slogans son realidad.
La vida, al menos durante un mes, tiene olor a pinabete. Los niños colaboran con los mayores para hacer el nacimiento. Se colocan luces intermitentes en las ventanas. Se come en familia más seguido, se platica con los vecinos durante las posadas, se preparan actividades en el barrio. Hay gente que canta villancicos. Otra que adorna de una forma especial su casa, con objetos que estuvieron guardados durante el año. Se llama, se escribe, o se visita a amigos que por el ajetreo diario se ha dejado de frecuentar. Hay quienes se dedican a organizar o asistir a los famosos convivios navideños y la pasan bien ahí. Comparten, celebran, festejan. Sin embargo, muchas personas se hunden en la depresión más agreste, más cruel, justo en estas fechas. Me ha tocado ver personas que lloran mientras manejan sus vehículos, saber de amigos que no han querido asistir a ninguna actividad colectiva para evitar romper a llorar y así echarles a perder la fiesta a los demás.
Hay quienes prefieren evadir reuniones, encerrarse en casa, aislarse. ¿A qué se debe esta disociación entre lo que supuestamente significa esta fecha y lo que muchas personas sienten? Considero que la presión social durante estas fechas es mucho más que en cualquier otra época del año. No todos pueden compartir en familia, máxime en una sociedad violenta como la nuestra.
Sé de muchas familias que este año perdieron a un ser querido en un hecho trágico y que justo ahora comienzan a recordarlo con mayor intensidad, ahora que se le extraña y se quisiera que estuviera ahí como todos los años anteriores. También hay seres queridos en otros países, con quienes quisiéramos estar compartiendo estas fechas, pero inevitablemente están lejos y la simple y breve llamada no basta. Quisiéramos que estuvieran acá, y su ausencia irremediablemente nos desconsuela un poco.
Además, no todos los padres tienen para comprarle los regalos que quisieran a los niños, que piden, con todo el derecho que los asiste, aquello que les entusiasma sin detenerse a pensar (pues está más allá de su comprensión) las limitantes en el presupuesto familiar, máxime en un año como este, en que la actividad económica nacional no estuvo muy bien que digamos. Cómo decía mi papá, cuando era yo quien pedía: "Si por mí fuera..." Cosa que uno de niño no comprende, aunque le expliquen. ¡Cómo no quisiera uno darle a los hijos, a los hermanos, y a los amigos los más hermosos y abundantes regalos!
De esta forma, y de muchas otras, esta temporada comienza a convertirse en una prueba emocional para muchos. Sin embargo, considero que debe recordarse lo principal: el anhelo de compartir con quienes estén presentes. No hay que olvidar que, a pesar de los obstáculos que se pueda estar enfrentando en estas fechas, se está celebrando el nacimiento de la esperanza.
A pesar de la algarabía externa, poblada de luces y adornos, muchas personas experimentan una tristeza interna bastante aguda y difícil de manejar durante estos últimos días del año. Hay muchos que ahora mismo estarán sonriendo por fuera, mientras lloran por dentro; hay quienes estarán riendo por no llorar, y habrá quienes estén canalizando su melancolía abiertamente a través de las lágrimas. Sin duda se trata de una época emotiva, que nos hace más susceptibles, más sentimentales, más vulnerables.
A veces esta tenue tristeza se debe a la falsa alegría a la que nos empujan la temporada. Una y otra vez se nos repite que debemos estar felices y punto. Miles de comerciales radiales, televisivos, panorámicos, lo repiten como mandato último y definitivo. Debes estar contento. Es la época más linda del año. Momentos para estar en familia. Justamente, existen millones de personas para quienes estos slogans son realidad.
La vida, al menos durante un mes, tiene olor a pinabete. Los niños colaboran con los mayores para hacer el nacimiento. Se colocan luces intermitentes en las ventanas. Se come en familia más seguido, se platica con los vecinos durante las posadas, se preparan actividades en el barrio. Hay gente que canta villancicos. Otra que adorna de una forma especial su casa, con objetos que estuvieron guardados durante el año. Se llama, se escribe, o se visita a amigos que por el ajetreo diario se ha dejado de frecuentar. Hay quienes se dedican a organizar o asistir a los famosos convivios navideños y la pasan bien ahí. Comparten, celebran, festejan. Sin embargo, muchas personas se hunden en la depresión más agreste, más cruel, justo en estas fechas. Me ha tocado ver personas que lloran mientras manejan sus vehículos, saber de amigos que no han querido asistir a ninguna actividad colectiva para evitar romper a llorar y así echarles a perder la fiesta a los demás.
Hay quienes prefieren evadir reuniones, encerrarse en casa, aislarse. ¿A qué se debe esta disociación entre lo que supuestamente significa esta fecha y lo que muchas personas sienten? Considero que la presión social durante estas fechas es mucho más que en cualquier otra época del año. No todos pueden compartir en familia, máxime en una sociedad violenta como la nuestra.
Sé de muchas familias que este año perdieron a un ser querido en un hecho trágico y que justo ahora comienzan a recordarlo con mayor intensidad, ahora que se le extraña y se quisiera que estuviera ahí como todos los años anteriores. También hay seres queridos en otros países, con quienes quisiéramos estar compartiendo estas fechas, pero inevitablemente están lejos y la simple y breve llamada no basta. Quisiéramos que estuvieran acá, y su ausencia irremediablemente nos desconsuela un poco.
Además, no todos los padres tienen para comprarle los regalos que quisieran a los niños, que piden, con todo el derecho que los asiste, aquello que les entusiasma sin detenerse a pensar (pues está más allá de su comprensión) las limitantes en el presupuesto familiar, máxime en un año como este, en que la actividad económica nacional no estuvo muy bien que digamos. Cómo decía mi papá, cuando era yo quien pedía: "Si por mí fuera..." Cosa que uno de niño no comprende, aunque le expliquen. ¡Cómo no quisiera uno darle a los hijos, a los hermanos, y a los amigos los más hermosos y abundantes regalos!
De esta forma, y de muchas otras, esta temporada comienza a convertirse en una prueba emocional para muchos. Sin embargo, considero que debe recordarse lo principal: el anhelo de compartir con quienes estén presentes. No hay que olvidar que, a pesar de los obstáculos que se pueda estar enfrentando en estas fechas, se está celebrando el nacimiento de la esperanza.
Wednesday, December 29, 2004
Perro Chofer se accidenta
Springdale, Arkansas, US - El senor Michael Henson dejó la tienda de repuestos de coches con más problemas de los que originalmente tenía cuando llegó.
Henson que había experimentado problemas con la caja de cambios de su coche, dejó adentro a su perro mientras él entraba a la tienda de repuestos O'Reilly en Springdale este Domingo pasado.
Según el Sargento Billy Turnbough, Michael había dejado su coche en marcha para mostrarle el problema de partes al vendedor en la tienda de repuestos.
El coche le pegó de frente al edificio asustando tanto a Henson como al vendedor Josh Hopper.
"El tipo estaba parado allí, subió su mirada y vió a su perro manejando la camioneta directamente adentro del edificio." Dijo Turnbough.
"Su camioneta estaba en la ventana," Dijo Hopper, "Pensé, ¡Oh no! Pero nadie salió herido, la llanta izquierda delantera penetró la pared de ladrillo."
Nadie salió dañado y no hubieron multas.
Al pensar en esta pequeña y jocosa historia, me pongo a pensar en un tema sumamente serio, a veces permitimos que personas absolutamente inadecuadas tengan una especie de control sobre nuestras vidas. Confiamos en ellos y de repente zas! toman nuestro corazón, nuestra confianza y los hacen confetti contra alguna pared en algún tipo de accidente.
Jesús aconsejó que hay que ser mansos como palomas y astutos como víboras.
Springdale, Arkansas, US - El senor Michael Henson dejó la tienda de repuestos de coches con más problemas de los que originalmente tenía cuando llegó.
Henson que había experimentado problemas con la caja de cambios de su coche, dejó adentro a su perro mientras él entraba a la tienda de repuestos O'Reilly en Springdale este Domingo pasado.
Según el Sargento Billy Turnbough, Michael había dejado su coche en marcha para mostrarle el problema de partes al vendedor en la tienda de repuestos.
El coche le pegó de frente al edificio asustando tanto a Henson como al vendedor Josh Hopper.
"El tipo estaba parado allí, subió su mirada y vió a su perro manejando la camioneta directamente adentro del edificio." Dijo Turnbough.
"Su camioneta estaba en la ventana," Dijo Hopper, "Pensé, ¡Oh no! Pero nadie salió herido, la llanta izquierda delantera penetró la pared de ladrillo."
Nadie salió dañado y no hubieron multas.
Al pensar en esta pequeña y jocosa historia, me pongo a pensar en un tema sumamente serio, a veces permitimos que personas absolutamente inadecuadas tengan una especie de control sobre nuestras vidas. Confiamos en ellos y de repente zas! toman nuestro corazón, nuestra confianza y los hacen confetti contra alguna pared en algún tipo de accidente.
Jesús aconsejó que hay que ser mansos como palomas y astutos como víboras.
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